Un antiguo sitio arqueológico mexicano, inicialmente considerado una fortaleza, resulta ser en realidad una ciudad extensa y bien preservada de 600 años de antigüedad. Construida por los zapotecas, la verdadera magnitud de Guiengola, ubicada a unos 520 km al sureste de Ciudad de México, ha sido revelada con la ayuda de lidar aéreo, una tecnología de mapeo láser que permite a los arqueólogos ver a través del espeso dosel forestal que cubre el sitio y observar los edificios ocultos debajo.
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“En mi investigación, descubrimos que lo que pensábamos que era una fortaleza, en realidad era un asentamiento urbano completo, con residencias de élite, templos piramidales y barrios de plebeyos”, dice Pedro Guillermo Ramón Celis, investigador postdoctoral Banting en la Universidad McGill de Canadá y autor del artículo publicado en la revista Ancient Mesoamerica. “Descubrí que esta ciudad es como una instantánea de cómo las personas construyeron sus áreas urbanas y vivieron en ellas justo antes del contacto europeo.”
Construida durante el siglo XV, Guiengola se encuentra en una meseta cubierta por un denso dosel forestal, lo que ha dificultado intentos anteriores de mapear el sitio. Sin embargo, a partir de la historia oral y fuentes españolas, se sabe que el lugar era la fortaleza donde los zapotecas, una civilización de los Valles Centrales de Oaxaca, que floreció aproximadamente entre el 700 a.C. y 1521 d.C., se defendieron de una invasión azteca, un evento que incluyó un sitio de siete meses y culminó en una rara derrota azteca.
“Hasta mi proyecto, la gente solo conocía este sitio como una fortaleza, y nada más. Sin embargo, desde el siglo XIX, exploradores y arqueólogos han visitado el sitio, revelando indicios de que era más que solo una fortaleza”, dice Ramón Celis. “Había evidencia, por ejemplo, de templos piramidales, canchas de pelota y casas. El problema ha sido que, al estar debajo del dosel, ha sido imposible discernir cuán grande era el sitio y, por lo tanto, qué tipo de asentamiento representaba.”
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Ahora, mediante una combinación de mapeo lidar aéreo, que utiliza rayos láser para crear un mapa topográfico en 3D, y encuestas en el terreno, Ramón Celis ha revelado que Guiengola era una ciudad extensa de 360 hectáreas, con edificios públicos y religiosos, terrazas agrícolas y residencias tanto para plebeyos como para élites. Los zapotecas también construyeron una red vial y murallas defensivas, algunas aún conservadas hasta cinco metros de altura.
A diferencia de otros asentamientos antiguos en México, que continuaron siendo habitados después de la llegada de los europeos y ahora están enterrados bajo estructuras coloniales y modernas, Guiengola fue abandonada justo antes de la conquista. En consecuencia, “fue posible documentar una ciudad prehispánica completa”, explica Ramón Celis. En total, entre 2018 y 2023, el Proyecto Arqueológico Guiengola identificó 1,173 estructuras y realizó un estudio intensivo de 90 de ellas.
Este descubrimiento arroja nueva luz sobre los movimientos de los zapotecas, que expandieron su territorio hacia el este a partir de 1350 y finalmente establecieron su nueva capital en Tehuantepec, a 20 km al sureste de Guiengola. “Con el descubrimiento del trazado urbano de esta ciudad, se hizo posible entender que este movimiento requirió varias generaciones”, dice Ramón Celis. “Asentamientos como Guiengola probablemente sirvieron como espacios donde los zapotecas podían encontrar seguridad mientras buscaban nuevos lugares para vivir en la región, y también proporcionaron un lugar para defenderse de los diversos grupos que eran desplazados durante esta migración.”
Los hallazgos de Ramón Celis también ofrecen nuevos conocimientos sobre la expansión azteca. “A menudo se dice que el Imperio Azteca se expandió casi sin resistencia a través de Mesoamérica durante el siglo XV; sin embargo, sitios como Guiengola nos ayudan a entender que esto no fue así”, dice. “De hecho, el control zapoteca sobre la región probablemente provocó ataques de los aztecas, ya que era la ruta natural hacia Soconusco, donde los aztecas recogían productos importantes como cacao, aves tropicales y plumas.”
Cuando se le pregunta cómo se siente al haber realizado este descubrimiento, Ramón Celis responde que “definitivamente fue emocionante; Guiengola es un lugar de orgullo para los descendientes de los zapotecas, ya que es donde derrotaron a los invasores aztecas. Mi futura investigación se centrará en entender cómo ocurrió este conflicto y las tecnologías militares que existían en Mesoamérica, incluyendo cómo se diseñaron estas murallas y las diferentes tácticas que los aztecas pudieron haber desplegado en su intento de conquistar esta tierra”.