Una serie de ataques recientes con dispositivos explosivos improvisados en México apunta a una generalización de las tácticas bélicas entre los grupos criminales.
El 27 de enero, un helicóptero del ejército mexicano volaba sobre una colina en Apatzingán, en el estado occidental de Michoacán, cuando fue atacado por un grupo criminal. Los atacantes utilizaron armas de fuego y un dron cargado con un dispositivo explosivo improvisado (IED), según los informes de los medios locales.
Días antes, en el municipio de Río Bravo, en la frontera con Texas, Estados Unidos, un vehículo del gobierno mexicano detonó un IED que había sido colocado en la carretera, hiriendo a su conductor.
El uso de IED parece estar volviéndose cada vez más común en México. Entre 2020 y 2021 solo se incautaron tres de estos dispositivos, pero esa cifra aumentó a 1,375 en 2022, según datos de la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) obtenidos por InSight Crime.
Desde entonces, la detección de drones ha seguido en aumento. En 2023, las autoridades reportaron 1,681 incautaciones y, para octubre de 2024, el último mes con datos disponibles, ya se habían contabilizado 1,571.
La distribución geográfica de las incautaciones también se ha expandido. Entre 2021 y 2022, los casos se concentraron en Michoacán, Chihuahua y Guanajuato, estados con intensos conflictos entre grupos criminales. Y aunque continúan siendo más comunes en lugares marcados por disputas violentas entre criminales, para octubre de 2024, las autoridades habían detectado IED en 25 de los 32 estados del país.
“Los IED ya están completamente en los arsenales de los cárteles… Su uso ha existido durante décadas [pero] desde mi perspectiva, parece que ahora son mucho más prevalentes”, dijo Robert Bunker, fundador de Small Wars Journal – El Centro, a InSight Crime.
Menores costos, mayor acceso
El aumento en el uso de IED por parte de los grupos criminales podría estar relacionado con lo fácil que es fabricarlos.
A diferencia de las armas militares, los IED se pueden hacer de manera económica y no requieren una gran cantidad de tecnología o materiales complejos. Los primeros dispositivos incautados en Michoacán en 2021, por ejemplo, eran tubos plásticos llenos de pólvora y fragmentos metálicos, según informes de prensa.
Aunque desde entonces se han vuelto más sofisticados, aún se fabrican con materiales accesibles. Por ejemplo, los casos recientes muestran que los tubos plásticos han sido reemplazados por metálicos, lo que puede causar mayor daño cuando explotan. Además, se han incorporado a minas terrestres y drones para mejorar su poder de ataque.
“Son baratos y rápidos de hacer. Es mucho más fácil entrenar a las personas para usarlos [en comparación con otros tipos de armas]”, dijo Paloma Mendoza, investigadora en el Centro de Estudios de Seguridad, Inteligencia y Gobernanza del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), a InSight Crime.
Para los grupos criminales, el uso de IED es estratégico y tiene como objetivo reducir la exposición durante los actos violentos. Según Bunker, a menudo se utilizan para intimidar a las víctimas de extorsión, bloquear carreteras y dificultar el paso de grupos rivales o fuerzas estatales, así como para bombardear objetivos específicos, como campamentos de sicarios enemigos.
En este sentido, Mendoza está de acuerdo con Bunker.
“Son parte de una táctica de guerra para imponerse sobre los rivales y protegerse de los operativos del estado”, dijo la analista.
El Epicentro
La zona fronteriza entre los estados de Michoacán y Jalisco, donde se encuentra Apatzingán, concentra alrededor del 40% de todas las incautaciones de IED en el país.
Esta es una de las principales líneas de batalla entre el Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y los grupos armados locales que se oponen a su expansión, como los Caballeros Templarios, los Viagras, remanentes de la Familia Michoacana, Cárteles Unidos y grupos de autodefensa.
En Apatzingán, que encabeza la lista de incautaciones, se han identificado varias propiedades que se utilizaban como fábricas clandestinas de IED. En enero, la Secretaría de Seguridad Pública de Michoacán informó que se encontraron 60 dispositivos en una sola casa, que se presumen iban a ser usados en drones.
El creciente uso de IED ha tenido un impacto significativo en la población local. Según Julio César Franco, investigador del Observatorio Regional de Seguridad Humana en Apatzingán, estos dispositivos han impedido el tránsito seguro de los residentes, afectando actividades esenciales como la producción agrícola, el funcionamiento de las escuelas y el suministro de productos básicos.
“Es parte de un clima de violencia y prácticas criminales que se han vuelto comunes en la región. El sentido de riesgo nos ha convertido en prisioneros en nuestros propios hogares.”
La zona también ha visto una significativa presencia militar desplegada para combatir el control de los grupos criminales, lo que ha llevado a varios enfrentamientos armados. Entre 2021 y enero de 2025, la Secretaría de la Defensa Nacional documentó 17 ataques con IED contra soldados en la región, según datos obtenidos por InSight Crime.
El CJNG ha sido el principal grupo en utilizar estos dispositivos contra las fuerzas armadas. En enero de 2024, por ejemplo, un convoy del ejército entró a un pueblo de Jalisco que supuestamente había sido minado por la organización. La explosión mató a cuatro soldados y obligó al ejército a retirarse.
Otros grupos locales también han comenzado a utilizar IED para evitar el paso de las fuerzas armadas por sus territorios. El grupo Cárteles Unidos, por ejemplo, fue supuestamente responsable de una explosión que mató a dos soldados e hirió a otros cinco en el municipio de Cotija en diciembre de 2024, según declaraciones del Secretario de Defensa, Ricardo Trevilla.
Generalización creciente
Aunque Michoacán y Jalisco concentran la mayoría de los incidentes con IED, otras regiones también están viendo un aumento en su uso en los conflictos criminales.
En Sinaloa, donde recientemente ha surgido una ruptura entre facciones del Cartel de Sinaloa, las autoridades han comenzado a incautar docenas de explosivos y drones. Según informes de los medios locales, estos han sido utilizados tanto en ataques directos como para destruir la infraestructura de los grupos rivales.
Guerrero, Zacatecas y Sonora también han experimentado aumentos exponenciales en las incautaciones de IED en los últimos dos años, según datos de la Secretaría de la Defensa Nacional. Estos estados han sido escenario de constantes atomizaciones de grupos criminales, que luchan por el acceso al narcotráfico, la extorsión y el tráfico de migrantes.
Para Bunker, el aumento de la competencia criminal en México es una de las principales razones del creciente uso generalizado de los IED.
“Cuando una plaza es disputada por cárteles opuestos de fuerza relativamente igual, la intensidad de los combates hace que su personal recurra a tácticas y armamento más militares”, dijo a InSight Crime.
Mientras tanto, Mendoza agrega que otros grupos podrían estar imitando esta estrategia tras ver su efectividad. Una dinámica similar ocurrió en la década de 2010, cuando varias organizaciones criminales comenzaron a replicar las tácticas militares y la violencia extrema de los Zetas.
“Es una innovación. Los grupos criminales siempre están buscando nuevas ideas”, dijo.