Las nuevas amenazas de aranceles por parte del gobierno de Estados Unidos podrían resultar contraproducentes en la lucha contra las redes de tráfico de migrantes y fentanilo, y podrían fortalecer a los mismos grupos criminales organizados que buscan debilitar.
En una orden ejecutiva del 1 de febrero, el presidente estadounidense Donald Trump declaró lo que llamó una emergencia económica y anunció que su administración impondría aranceles del 25% sobre casi todos los productos importados desde Canadá y México, y un 10% sobre los importados desde China.
Trump dijo que los aranceles tenían como objetivo incentivar a los gobiernos de México, Canadá y China a actuar más enérgicamente para combatir los flujos de drogas ilegales y migrantes no autorizados hacia Estados Unidos.
“La continua llegada de inmigrantes ilegales y opioides ilícitos y otras drogas tiene profundas consecuencias para nuestra Nación, poniendo en peligro vidas y ejerciendo una presión severa sobre nuestro sistema de salud, servicios públicos, comunidades y escuelas”, dijo una declaración de la Casa Blanca.
Los aranceles contra China están programados para entrar en vigor el 4 de febrero. Sin embargo, los aranceles propuestos contra Canadá fueron suspendidos durante 30 días después de que el presidente Justin Trudeau aceptara reforzar la frontera y declarar a los grupos criminales mexicanos como organizaciones terroristas. Trump y la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, también acordaron una serie de acciones el 3 de febrero que pospuso los aranceles planeados contra México por un mes.
Entre otras medidas, el gobierno mexicano dijo que enviaría 10,000 miembros de su Guardia Nacional a la frontera entre Estados Unidos y México para ayudar a evitar que los migrantes y las drogas, principalmente el fentanilo, ingresen al país. Por su parte, Estados Unidos se comprometió a trabajar para frenar el flujo de armas de alto poder de su industria legal de armas hacia México, donde ayudan a armar a los grupos criminales que quieren combatir.
Sin embargo, la Guardia Nacional de México ha estado allí durante años, junto con miles de tropas ya desplegadas en la frontera norte del país con Estados Unidos. La fuerza fue enviada por primera vez en 2019 por el predecesor de Sheinbaum, Andrés Manuel López Obrador, para abordar los flujos migratorios tras amenazas similares de aranceles hechas por Trump durante su primer mandato.
Aunque la amenaza de sanciones puede lograr algunas victorias simbólicas y de corto plazo, como los despliegues de seguridad para la administración de Trump, no aborda las causas subyacentes del crimen organizado y no socava dos de sus economías criminales más rentables.
“No se trata de inmigración ni siquiera de seguridad. Esto aparentemente se trata de política y teatro político”, dijo Gladys McCormick, profesora de la Universidad de Syracuse especializada en relaciones de seguridad entre Estados Unidos y México.
Haciendo a los Migrantes Más Vulnerables al Crimen Organizado
Estados Unidos ha confiado durante años en políticas antiinmigrantes que, a su vez, han hecho que el tráfico de migrantes sea más lucrativo para las redes criminales que ofrecen esos servicios a las comunidades desesperadas y vulnerables que buscan una vida mejor. Usar la amenaza de aranceles para obligar al gobierno mexicano a ayudar más en esa represión solo fortalecerá esas operaciones criminales al dificultar que los migrantes lleguen a Estados Unidos.
“Los aranceles dañarán la economía mexicana, lo que debilitará aún más el sistema mexicano y el estado de derecho, y eso hará que México sea mucho más vulnerable a nuevas incursiones de crimen organizado”, dijo McCormick a InSight Crime.
Los grupos de crimen organizado de México ahora están profundamente involucrados en casi todos los aspectos de la economía migrante. Mientras que las redes de tráfico de drogas transnacionales como los carteles de Sinaloa y el Golfo han ampliado su sistema de impuestos a los traficantes de seres humanos que transportan migrantes a través de áreas que controlan, otros grupos regionales están extorsionando y secuestrando migrantes en cada paso del viaje.
Esto a pesar de la mayor militarización que ocurrió bajo administraciones anteriores en México. Desde la formación de la Guardia Nacional en 2019, sus miembros han sido desplegados en las fronteras norte y sur para asistir en la detención de migrantes. Solo en los primeros ocho meses de 2024, los funcionarios mexicanos detuvieron a casi 1 millón de migrantes en todo el país, más de tres veces el número total detenido en todo 2023, según datos oficiales.
Pero ni esta militarización ni los aranceles harán nada para abordar los diversos factores que empujan a los migrantes a huir de sus hogares en primer lugar, como la inestabilidad económica, la violencia, el cambio climático y la inseguridad alimentaria, entre otros. En cambio, los aranceles pondrían una mayor presión financiera sobre las empresas mexicanas que realmente emplean a la gente en el país.
Lo que es más, la amenaza de aranceles llega en un momento en que la administración Trump está cerrando vías para la inmigración legal a Estados Unidos, empujando aún más a los migrantes vulnerables directamente a las manos de los grupos de crimen organizado.
Drogas Sintéticas: Un Problema Transnacional
México y China juegan roles importantes en el flujo de fentanilo ilícito hacia Estados Unidos, pero los aranceles no abordan la compleja naturaleza transnacional del comercio y el papel del gobierno de Estados Unidos en atacarlo.
Aumentar las barreras comerciales entre Estados Unidos y México puede facilitar inadvertidamente el flujo de productos químicos precursores necesarios para producir la letal droga sintética. Los productores ilícitos en México dependen de las industrias químicas de varios países de Europa y Asia, pero China es, de lejos, el proveedor más importante. Al crear obstáculos para el comercio entre Estados Unidos y México, México podría aumentar sus lazos con China, lo que brindaría a los traficantes más oportunidades para disfrazar estos productos químicos entre los envíos legales.
El momento de la amenaza de aranceles también plantea preguntas. Llega en un momento en que las muertes por sobredosis de drogas, impulsadas principalmente por el fentanilo, han disminuido en Estados Unidos por primera vez en una década. La prohibición del cartel de Sinaloa sobre la producción de fentanilo y una guerra interna en ese grupo también ha llevado, en parte, a menos incautaciones de la droga tanto en México como a lo largo de la frontera norte.
Dicho esto, el tráfico de fentanilo ha seguido evolucionando y los productores se han adaptado a estos cambios, como informó InSight Crime en una investigación reciente, lo que subraya la necesidad de un enfoque más matizado para abordar el problema.
“No veo mejoras reales y concertadas a largo plazo que surjan de esto para abordar los problemas de seguridad y el crimen organizado en México”, dijo McCormick a InSight Crime.